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Responsable: Dr. Alfons Endres. Email: alfonsendres10@gmail.com y alfons_endres@hotmail.com Teléfono: (+58)04128620515 Todos los temas aquí expuestos son de mi autoría, a menos que se especifique lo contrario.

lunes, abril 27, 2015

La Naturaleza y el Hombre





















Introducción
San  Pablo  decía: «Vivimos  y  nos  movemos  en  Dios, tenemos nuestra existencia en Él»; Lao Tse escribió en el Dao Te Jing: «Hay una Fuerza inconmensurable, un todo indiferenciado, que existió antes que los cielos y que la tierra. Dio origen, mantiene y entretiene toda la existencia. Sólo tiene imágenes abs­tractas, ninguna forma concreta. Es profundo, oscuro, silencioso, indefinido. Teniendo que asignarle un nombre, lo llamo Dao» (Para los Taoístas, el origen está en el Dao (Tao), pero el fonema  Dao lo que significa o traduce es Sentido.); Einstein dijo: «el Universo no juega a los dados» (refiriéndose a la conciencia de Universo y a la imposibilidad del azar o la casualidad). Los físicos quánticos insisten: «hasta las partículas más diminutas, poseen inteligencia»...
El concepto de una realidad creadora separada (Dios y yo) no tiene cabida en nuestro tiempo; quizás nunca lo tuvo, pero por la evolución de nuestra inteligencia y las creencias, pudo haber sido importante en algún momento de nuestra evolución. La Idea de una Fuerza Inconmensurable: Omnisciente-Omnipotente-Omnipresente, tiene mucho más Sentido para nuestro desarrollo Espiritual.

La Naturaleza y el Hombre
Es importante que nos mantengamos conectados con la Naturaleza, en ella está el recuerdo de quienes somos... quizás nosotros no recordemos quienes somos, pero la naturaleza lo recuerda perfectamente. Desde tiempos inmemoriales se ha considerado al hombre como un resumen del universo. Por esta razón llamamos al Hombre «microcosmos» - pequeño universo, y al Universo «macrocosmos» - gran Universo; y Dios es el nombre con el que se designa el Espíritu sublime que ha creado el gran Universo y el pequeño universo, el que los ha vivificado y mantiene su existencia.
Para vivir y desarrollarse, este microcosmos que es el hombre, debe permanecer en contacto y en unión permanente con el macrocosmos, la Naturaleza; debe intercambiar incesantemente con ella, y a estos intercambios les llamamos Vida. La Vida no es otra cosa que los intercambios ininterrumpidos  entre  el  hombre  y  la  Naturaleza.  
El  intercambio es la clave de la vida. La salud o la enfermedad, la  belleza o la fealdad, la riqueza o la pobreza, la inteligencia o la estupidez, etc..., dependen de la forma en que el hombre realice estos intercambios. Cuando comemos, realizamos intercambios en el mundo físico; cuando experimentamos sentimientos, los realizamos en el mundo astral; cuando pensamos, los realizamos en el mundo mental, y cuando vivimos en Compasión y Amor, los vivimos en el mundo Espiritual.
Para ser feliz y vivir plenamente, el hombre debe aprender a realizar correctamente los intercambios y sobre todo, a abrir su corazón a la naturaleza, a sentir que está ligado a ella, que  forma  parte  de  ella.  Aquél  que  abre  su  corazón  a  esta  corriente  divina  que  atraviesa  el universo, realiza el intercambio perfecto, despertándose un nuevo intelecto en él, gracias al cual empieza a entender y ver todo de una manera diferente. En lugar de leer libros, es preferible unirse con la única fuente verdaderamente inagotable e inmortal: la Naturaleza. De ahora en adelante, debemos aprender a extraer citas del gran libro de la Naturaleza, en el que todo está escrito, pues los hombres perecerán, y debido a sus imperfecciones, todos ellos se habrán equivocado de alguna manera, mientras que la naturaleza permanecerá eternamente viva y autentica.
El  Maestro  Peter  Deunov  decía:  «La  naturaleza entretiene  a  los  hombres  vulgares,  enseña  a  los  discípulos,  y  sólo  desvela  sus  secretos  a  los Sabios». En la naturaleza todo tiene una forma, un contenido y un sentido. La forma es para la gente  vulgar,  el  contenido  para  los  discípulos  y  el  Sentido  profundo  para  los  Sabios,  para  los Iniciados. 
La Naturaleza es el gran libro que hay que aprender a leer. Es la gran reserva cósmica con la que  tenemos  que  estar  en  comunicación y en comunión.  ¿Cómo  establecer  esta  conexión?  Es  muy  simple: se trata  del  secreto  del  Amor.  Si Amamos y Respetamos  la  Naturaleza,  no  para  nuestro  placer  o  distracción,  sino porque ella es el gran Libro escrito por Dios, brota en nuestro interior un manantial que limpia todas  nuestras  impurezas,  liberando  los  canales  que  están  obstruidos  provocando  un  cambio, gracias al cual a1canzaremos la comprensión, el conocimiento. Cuando viene el Amor, los seres y las cosas se abren como flores. Por eso, si amamos a la naturaleza, ella hablará en nosotros, porque formamos parte de ella.

Comentario final
Es impresionante ver como el hombre actual se conforma con el contacto que tiene con la Naturaleza a través de Internet y la TV. Parece que se aprecia más la imagen de un paisaje de mar o montaña que interactuar con la montaña y el mar personalmente. No podemos conformarnos con imágenes virtuales o programas de aventuras de National Geographic o Discovery chanel (aunque estén exentas de mosquitos, culebras o cualquier otro peligro del mundo natural), nada puede sustituir la vivencia y el contacto con la Naturaleza.
Creo que muchas de las sacudidas (véase, terremotos, maremotos, volcanes, huracanes, ciclones...) que vivimos hoy día en el planeta y los deterioros tan severos que estamos presenciando, la mayoría irreversibles (desaparición de especies, tala y quema de bosques, contaminación de las aguas...) se deben al poco interés que sentimos por la Naturaleza.
En un futuro artículo les voy a invitar a conocer la influencia energética que tienen los diferentes Reinos de la Naturaleza sobre nuestra economía Energética (según la Medicina Tradicional China).

Si pensamos  que  la  naturaleza  está  muerta,  disminuye  la  vida  en  nosotros;  si  pensamos  que  está viva, todo lo que contiene, piedras, plantas, animales, estrellas..., vivifica nuestro ser y aumenta la Fuerza de Nuestro Espíritu.                                                                           Aivanhov Omraam