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Responsable: Dr. Alfons Endres. Email: alfonsendres10@gmail.com y alfons_endres@hotmail.com Teléfono: (+58)04128620515 Todos los temas aquí expuestos son de mi autoría, a menos que se especifique lo contrario.

miércoles, febrero 25, 2015

SALUD HOY


¿Enfermedad o Estado de Salud?

¿Enfermedad?
La enfermedad no es un castigo, aunque podríamos verla como un proceso de aprendizaje... “La enfermedad no es un proceso natural del hombre, sino que es un acontecimiento fruto del dejar de hacer la parte que le corresponde a cada uno. En estas condiciones, la enfermedad se convierte en un SIGNO LUMINOSO que puede y debe hacer al hombre, recapacitar sobre la posición que desarrolla en su universo. Consecuentemente, la aparición del sufrimiento representa el equivalente educativo en el que el hombre se ve inmerso al desoír la llamada de su propio corazón, la llamada de los otros corazones, y el eco aún audible de la Fuerza Original”. como escribe el Maestro J. L. Padilla Corral en ese pequeño pero tan profundo y maravilloso libro, La Estrella Fugaz:.

Estado de Salud 
Es importante entender que el  conjunto de signos y síntomas que denominamos enfermedad, no son más que la respuesta de nuestro cuerpo a las circunstancias a la que se somete… si estas son adecuadas para él estará asintomático, sino se manifestará y aparecerá un nuevo estado de salud que mal denominaremos enfermedad y digo mal denominamos porque según nuestra programación estar enfermo es muy malo, es paralizante… nos marca, etiqueta y limita. No tiene un valor educativo ni trascendente. Muy por el contrario estado de salud tiene una connotación temporal, dinámica, cambiante, trasformadora… trascendente, porque sí tiene un valor educativo… sino me gusta mi estado de salud cambio las circunstancias o mis respuestas a ellas  -“mi estilo de vida”- y él también cambiará.
Lo primero que deberíamos preguntarle a nuestro medico o sanador  es: ¿que puedo hacer Yo por mi estado de salud? Nunca debemos entregarle las riendas de nuestra salud a otro… aunque sea especialista o experto -esos son los más peligrosos-, que nos apoyen con alguna terapia o medicina -como mencionamos antes- pero que no substituyan nuestra capacidad de auto-sanación. Es importante recordar que el medico o sanador también es educador y, esa es quizá su función básica -es mejor enseñar a pescar, que dar el pescado-. El arte mayor de la medicina es el arte de vivir, la conservación de la salud, “la prevención” y su fundamento esta en la educación y el aprendizaje de las normas básicas de la salud. Enfermar es un fracaso del proyecto hombre, sanar es redimir y corregir ese fallo para reestablecer un estado de salud agradable.
Muchas veces al desaparecer los síntomas nos descuidamos y volvemos a los hábitos que nos llevaron a la enfermedad. Pero no siempre estamos sanos, simplemente gracias a un tratamiento sintomático desaparecieron los síntomas o los valores se normalizaron. Por ejemplo un paciente Diabético que toma hipoglicemiantes orales o insulina, como mantiene sus niveles de glicemia normales pierde la noción de su enfermedad, la demanda de su estado de salud; al hipertenso que controla su tensión arterial con medicamentos le pasa lo mismo… a la final se comportan como sanos estando muy enfermos y no aprenden nada de la enfermedad que están viviendo.

 Actitud pesimista frente a la Enfermedad

Los Sanadores no existimos para sustituir la capacidad auto-sanadora del paciente, sino para apoyarlo, educarlo, instruirlo y guiarlo en el tiempo de enfermar… en el proceso  de sanar. Es importante que los  pacientes asuman su estado de salud, es importante que los culpables de ese estado no se busquen afuera, están dentro de nosotros –la peor piedra en nuestro Zapato la colocamos nosotros mismos-. Dice el Neijing Sowen – tratado de medicina interna del emperador amarillo: “Aquellos que tienen un estado mental (Shen) tranquilo y estable, ningún deseo puede seducir sus sentidos, y ninguna obscenidad puede seducir su corazón. Ellos son capaces de vivir de acuerdo con la manera de conservar una buena salud.
     Cuando enfermamos, normalmente adoptamos una actitud pesimista, negativa y derrotista… envuelta en un velo de impotencia, perdiendo y olvidando así todas las herramientas que tenemos para sanar. No nos podemos recordar de santa Bárbara solo cuando truena… tenemos que mantenernos interesados y atentos de nuestro estado de salud para conservarlo y en caso de enfermedad activar los elementos sanadores para disolverla.
El sistema de salud imperante, aunque con buenas intenciones, termina centrándose demasiado en la enfermedad. Por supuesto alguien programado por este sistema rápidamente cuestionaría: ¿y en que nos vamos a centrar si ese es el problema? ¡En la salud!… esa es la meta. Una de las diferencias más importantes entre la medicina Oriental y la Occidental es que la Oriental se centra en la salud y la Occidental en los enfermos; la Oriental estudia en vivos y la occidental en cadáveres… Realmente no pretendo juzgar, ni recomendar, ni convencer, ni siquiera insinuar que alguna terapia es mejor que otra, esa no es la intención de este artículo… es más, no creo que ninguna sea mejor que otra -a lo sumo tendrían su tiempo, pero nada más- aquí se trata del paciente, cómo vive su tiempo de salud y de enfermedad, y cómo llegó ahí -a tomar esa actitud ante esa situación.
 ¿Impotencia, ignorancia?
Estilo de vida = estado de salud 

Es muy lamentable observar como reacciona el ser humano cuando entra en el tiempo de enfermar, la impotencia que se ve es impresionante, la actitud que adopta es de víctima y parece que entra en un laberinto sin salida… debemos tener fe en que: Primero, nunca nos tocara llevar una carga más pesada de la que podemos llevar; Segundo,  si el cuerpo tiene la capacidad de enfermar, también tiene la capacidad de sanar -la enfermedad es una adaptación del cuerpo a las circunstancias a las que se ve sometido-; Tercero, estilo de vida = estado de salud -¿está dispuesto a cambiar?-; Cuarto, en la conciencia Universal todo esta previsto de forma perfecta, el conjunto de signos y síntomas que denominamos enfermedad, no existe como problema en Ella, es un problema para nosotros -por la forma como los vivimos, no por lo que representan-, por lo tanto ¿Quién debe hacer algo al respecto?; Quinto, el reposo del tiempo de enfermar debe ser muy activo, debemos incentivar a nuestros cuerpos físico, anímico y espiritual a entrar en equilibrio, a centrarse, a unificarse -alinearse-… para eso debemos tener un sentido conciente -de corazón- de existencia.
  Fe
Fe, Fe, Fe ese es el gran problema… ¡es cuestión de Fe!… tanto del paciente como del sanador. Tenemos que tener fe absoluta en que la enfermedad no es un proceso innato y obligatorio en el hombre y que si entramos en esa vivencia es nuestra responsabilidad encontrar respuestas… tenemos que convertirnos en Sherlock Holmes de la salud… ¿Entienden? Es elemental mi querido Ser humano. Es que, con un poco de Fe, muchas cosas se transforman en elementales. Lo que ayer parecía impensable hoy es elemental y lógico. Pero tenemos que abrirnos a nuevas  posibilidades… una vida en salud es muy tentadoraeso lo dice usted porque esta sano, puede ser, pero también puede ser que crea en este planteamiento de salud y por eso vivo en ese estado… no puede ser que no sienta nada, que siempre esté bien, no he dicho eso, solo he dicho que no cultivo la enfermedad, fomento la salud… ¿y qué hace cuando tienes alguna dolencia?, cualquier cosa, menos dramatizar… procuro ser sensato, entender el proceso y proceder según venga al caso -Aplicar lo aprendido y seguir investigando y aprendiendo- y si es necesario busco ayuda -ayuda- no sustitución.

¿Diagnóstico o sentencia?

    Los diagnósticos etiquetan, marcan y nos limitan… son más una sentencia que una información sobre nuestro estado de salud. Son el ingrediente fundamental para la tragedia y el drama que se arma alrededor de un estado de salud insatisfactorio no asumido y visto a través del velo del fracaso y la ignorancia.