Hago un llamado a Médicos, enfermeras,
Sacerdotes, Monjes, Monjas, Políticos, Madres y Padres de Familia, Profesores…
A quien pueda interesar… O sea a toda la humanidad: ¿Hasta cuando vamos a
tratar al Ser Humano como un rompecabezas? donde cada sector social o gremio tiene una pieza y cree que es la única, por tanto lo que descubre o
hace con ella es lo último. Pues notifico que no es así; mientras trabajemos
así, lo que conseguiremos es un humano seccionado, dividido,
mutilado, desorientado y perdido… ahogado en si mismo. Cualquier parecido con
el proyecto original es pura casualidad o una excepción. Es urgente
concientizar que somos seres de Universo, Unidos, inseparables e indivisibles;
por tanto debemos exigirnos y exigir, tratarnos o ser tratados de forma
integral.
¿Qué significa esto? Que debemos concientizar
que estamos compuestos por -sería más adecuado decir, ¡somos!- 5 cuerpos
energéticos: Físico, Etérico, Astral, Mental y Espiritual. Los
cuales son indivisibles, y esto significa que interactúan y son
interdependientes entre si. Si los dividimos perderían su sentido y estarían
destinados al deterioro y a la desaparición gradual o espontánea.
Es increíble como las culturas antiguas
estaban más concientes de esto que nosotros hoy día. Hace 5000 años se escribió
en el texto más antiguo de Medicina Interna del Planeta el Huan Di Neijing que: “En la
alta antigüedad cuando el hombre enfermaba acudía al Templo a sanarse”. Es
importante aclarar, que no se refiere al templo exterior, sino nuestro templo,
el cuerpo físico… y esto es muy sensato, porque el enfermo soy yo, por tanto es
lógico que debo buscar en mí… pero no de cualquier forma, sino a través de la Meditación.
Si enfermamos es porque hemos perdido la Unicidad ;
la alineación de pensamiento, sentimiento
y acción se ha perdido, y esto lleva a la pérdida de la interacción entre
los cuerpos energéticos y por tanto al estancamiento o interrupción del flujo
energético entre ellos. Si en ves de correr a buscar ayuda externa -a los templos
externos, que en un tiempo antiguo fueron los templos
religiosos y en la actualidad son los hospitales, acudimos a nuestro interior;
de forma innata y espontánea activaríamos elementos que nos permitirían
descubrir los motivos de esa división para activar los elementos de autosanación y así poder reestablecer el
estado de salud adecuado.
Ante todo dense siempre -sin fanatismo, autosuficiencia ni soberbia-
la primera oportunidad… no se dejen excluir de su proceso de sanación, son
ustedes los que están enfermos y son ustedes los que tienen que querer estar
sanos… asuman su responsabilidad en el
proceso. No podemos cerrar los ojos y fingir que no pasa nada, ¡No! Hoy al igual que en la antigüedad se sabe que
el estado de salud que tenemos se debe al
estilo de vida que llevamos y no
hay forma de hacernos los locos… ¡ya no!, sabemos demasiado y si no es
concientemente, es inconcientemente… da igual, el hecho es que somos demasiado
inteligentes como para sentarnos de brazos cruzados, sollozar y fingir que es
injusto lo que nos pasa o que no entendemos lo que nos está pasando.
“Más vale prevenir que lamentar” Mediten
diariamente, mantengan el templo limpio -de sinsentidos y desamores-,
resplandeciente -de luz- y resonante -de vibración, resonancia- para mantener
el equilibrio y la armonía entre los cuerpos energéticos, mantenerlos Unidos y
en el sentido vibrante del Universo. No se recuerden de Santa Bárbara cuando
truena, si se espera a cuando se esta enfermo para comenzar a meditar puede
resultar difícil… si se Medita todos los días un poco, puede ser fácil…
“Más Meditación, menos Medicación”
Recuerdos de Humanidad
Alfons Endres
La enfermedad
“La enfermedad no es un proceso natural
del hombre, sino que es un acontecimiento
fruto del dejar de hacer la parte que le corresponde a
cada uno. En estas condiciones, la enfermedad se convierte en un SIGNO LUMINOSO
que puede y debe hacer al hombre,
recapacitar sobre la posición que desarrolla en su Universo. Consecuentemente, la
aparición del sufrimiento representa el equivalente educativo en el
que el hombre se ve inmerso al desoír la llamada de su propio corazón, la
llamada de los otros corazones, y el
eco aún audible de la
Fuerza Original ”.
La estrella fugaz
J. L. Padilla
Corral